En una noche cargada de tensión y emociones encontradas en el Barclays Center, la atención no se centró únicamente en el resultado del partido entre los Brooklyn Nets y los Minnesota Timberwolves, sino en un incidente inesperado que generó gran preocupación en ambos equipos y en los aficionados: la posible lesión de Anthony Edwards, la joven estrella de los Timberwolves, quien sufrió un susto que detuvo el corazón de más de uno en las gradas y frente a las pantallas.
Durante el segundo cuarto del partido, mientras restaban solo unos segundos para finalizar la mitad, Edwards ejecutó un triple cerca de la línea lateral cuando, en un movimiento hacia atrás tras el lanzamiento, pisó accidentalmente el pie del entrenador de los Nets, Jordi Fernández, quien se encontraba cerca del área de juego. El contacto provocó que Edwards cayera de manera incómoda al suelo, tomándose el tobillo derecho con evidente dolor.
El Barclays Center quedó en silencio. Tanto jugadores como entrenadores corrieron hacia el joven escolta para asistirlo. Entre ellos, se pudo ver al propio Fernández, visiblemente preocupado, junto a D’Angelo Russell, excompañero de Edwards y actual jugador de los Nets, agachado observando atentamente la condición del jugador de los Timberwolves.
Una caída que paralizó a la NBA por minutos
Anthony Edwards, de 23 años y tres veces All-Star, ha sido una pieza clave para los Timberwolves en la actual temporada. Con un promedio de 27.3 puntos por partido antes del encuentro del jueves, ha liderado a su equipo con determinación tras la salida del pívot Karl-Anthony Towns, quien fue traspasado a los New York Knicks durante el receso de temporada.
Por eso, cuando Edwards tuvo que abandonar momentáneamente el partido, ayudado por el cuerpo médico, el temor de una posible lesión grave se hizo presente. Las cámaras captaron el rostro de preocupación de sus compañeros y de los fanáticos de Minnesota, quienes saben que sin su estrella, las aspiraciones del equipo en la apretada lucha por un lugar directo en los playoffs del Oeste podrían desmoronarse.
Afortunadamente, después de los minutos de incertidumbre y una evaluación en los vestuarios, Edwards regresó a la cancha al inicio del tercer cuarto, provocando un estruendoso aplauso por parte de la multitud. Terminó el encuentro con 28 puntos y cinco rebotes, liderando la victoria de su equipo 105-90, la cuarta consecutiva para los Timberwolves, quienes continúan su ascenso en la clasificación.
Jordi Fernández: «La salud de los jugadores es lo más importante»
Tras el encuentro, el entrenador de los Brooklyn Nets, Jordi Fernández, no tardó en dar declaraciones a la prensa, asumiendo la responsabilidad del incidente. En un gesto de humildad y respeto, Fernández expresó su pesar por lo ocurrido y reconoció que su ubicación durante la jugada fue inapropiada.
“Estaba fuera del área permitida, intentando apartarme del camino”, confesó. “Definitivamente tengo que ser más rápido en moverme. La salud de los jugadores es lo más importante en este deporte. La próxima vez, simplemente tengo que reaccionar más ágilmente”.
Fernández, nacido en Badalona, España, y quien asumió el cargo de head coach de los Nets a inicios de esta temporada, ha sido elogiado por su liderazgo y compromiso, pero este episodio ha generado cierta controversia sobre la proximidad de los entrenadores a la línea de juego durante el desarrollo activo de una jugada.
El entrenador continuó:
“Nunca fue mi intención interferir en la jugada. Fue un accidente, pero como entrenador debo ser más consciente de mi posición en todo momento. Me alegra profundamente que Anthony haya podido regresar al partido”.
La importancia de Edwards en un equipo con aspiraciones altas
Los Timberwolves se encuentran actualmente en una de sus mejores temporadas en la última década. Con una plantilla joven y talentosa, el equipo ha encontrado en Anthony Edwards no solo a su máximo anotador, sino a un verdadero líder emocional en la cancha. Su energía, carisma y determinación lo han convertido en una de las caras visibles del futuro de la NBA.
El traspaso de Karl-Anthony Towns a los Knicks fue un punto de inflexión para la franquicia, que apostó de lleno por construir alrededor de Edwards. Hasta ahora, esa decisión parece haber rendido frutos. La química en el equipo ha mejorado, la defensa ha dado un salto cualitativo y el entrenador Chris Finch ha sabido rodear a Edwards con piezas que complementan su estilo explosivo.
Perder a Edwards por una lesión, justo cuando se acerca el cierre de la temporada regular, sería un golpe devastador para las aspiraciones de los Timberwolves, quienes luchan por evitar el siempre incierto torneo de play-in y asegurar un lugar entre los seis primeros de la Conferencia Oeste.
El rol de los entrenadores y la seguridad en cancha
El incidente también ha reabierto el debate sobre la seguridad en la cancha para los jugadores, especialmente en situaciones cercanas a las líneas laterales donde el espacio es limitado. La presencia de entrenadores, asistentes, y personal técnico muy cerca del área activa de juego puede convertirse en un riesgo no intencionado, como ocurrió en este caso.
La NBA ha sido históricamente estricta con el posicionamiento del personal durante los partidos, pero incidentes como este podrían motivar una revisión de protocolos o un refuerzo en las medidas para garantizar la seguridad de los atletas en todo momento.
Algunos analistas han sugerido que podría ser necesaria una demarcación más visible o incluso sanciones para los entrenadores que excedan su espacio autorizado. Sin embargo, otros han defendido a Fernández, señalando que fue simplemente un accidente desafortunado sin intención alguna de causar daño.
Reacciones en redes y apoyo a Edwards
Las redes sociales se inundaron rápidamente con mensajes de apoyo a Anthony Edwards. Jugadores de la liga, exestrellas del baloncesto y fanáticos expresaron su alivio al saber que el escolta no sufrió una lesión grave. El hashtag #PrayersForAnt se convirtió en tendencia durante el transcurso del partido.
Por su parte, Edwards se mostró agradecido en sus breves declaraciones tras la victoria:
“Fue un susto grande, pensé que no iba a poder volver. Pero gracias a Dios no fue nada serio. Cosas como estas pasan en el juego. Jordi (Fernández) vino a disculparse y le dije que todo estaba bien”.
Ese gesto de deportividad entre el jugador y el entrenador fue celebrado como una muestra de respeto mutuo y madurez, algo que destaca en una liga cada vez más competitiva.
